miércoles, 7 de abril de 2010

EL ENVEJECIMIENTO

La tercera exposición de la asignatura estaba enfocada hacia el fenómeno del envejecimiento.

El envejecimiento de la población es un fenómeno característico de las sociedades industrializadas avanzadas y una de sus características sociológicas más destacadas. Este logro se ha conseguido gracias a los avances de la medicina, cambios en los hábitos en la alimentación e higiene, y, en definitiva al aumento de la calidad de vida, que han repercutido en un incremento espectacular de la esperanza de vida. (Cristina Fernández Portero, 2009).

En el anuario estadístico del I.N.E se refleja tal crecimiento: en el año 2050 la población de mayores aumentará en un 380%, esto en cifra totales implica que en el año 2025 en el mundo habrá en torno a 1,2 billones de personas mayores con más de 60 años. Es decir, se prevé que en 2050 la población de mayores alcance los 2 billones de personas, frente a los 600.000.000 que había en el año 2000.

Si nos centramos en España se da un paulatino proceso de envejecimiento de su población, proceso que tendrá su continuidad en los próximos decenios. La población mayor ha experimentado un crecimiento considerable, siempre superior al del conjunto de la población.

España ocupa el quinto lugar dentro de la unión europea en cuanto al número de personas mayores de 65 y más años (por detrás de Alemania, Italia, Francia y Reino Unido).

Como se puede comprobar en estos datos la situación demográfica ha sufrido importantes alteraciones en las últimas décadas, produciéndose cambios a nivel social, sanitario, económico, etc. Debido a ello la calidad de vida es mayor y por tanto la esperanza de vida también lo es, y hay más personas mayores.

Pero ¿qué entendemos por persona mayor? La vida del ser humano va por ciclos, dividiéndose en etapas: infancia, adolescencia, juventud y adultez, pero ¿dónde empieza una y acaba otra? Pienso que para la infancia, la adolescencia y la juventud el rango de edad está más o menos claro, pero a la hora de considerar a una persona como “mayor” existen confusiones, porque realmente no somos conscientes de cuándo una persona es mayor o no. Pienso que ningún ser humano tiene la capacidad de pensar que de la noche a la mañana pasa de ser joven a ser mayor, es como decir, “hoy tengo 59 años, por tanto soy joven, mañana hago 60, ya seré mayor”. Eso es lo que se nos ha intentado transmitir, pero creo que pocas personas lo llevan a la práctica. Por tanto, a pesar de que la vejez no tiene un umbral cronológico bien definido, y desde mi punto de vista, no debe tenerlo, su delimitación tradicionalmente se realiza a través de dos criterios:

• La Asamblea Internacional del Envejecimiento estableció que la vejez comenzaba a los 60 años (Viena 1982).
• Desde el punto de vista laboral, se considera mayor a la persona que ha alcanzado la jubilación (65 años).

Estos son dos enfoques que no todas las personas comparten, el primero de ellos data de 1982, época en la que existían otros ideales y en el que la esperanza de vida no era tan elevada como actualmente y como lo va a ser en un futuro, así que en mi opinión estos datos se deberían de modificar. Por otro lado, el asociar la jubilación con la vejez tampoco es una idea aceptada por todas las personas, pues como hemos comprobado con la intervenciones de los invitados a la exposición de hoy, jubilación y vejez no tienen que coincidir. Pienso que esta idea surge principalmente porque se considera que con la jubilación la persona es pasiva, inactiva para la vida, que vive su última etapa antes de la muerte… Entonces al asociar la jubilación con estos ideales se pensaría que la persona mayor también entraría dentro de estos “adjetivos”, de ahí que se asociara vejez con jubilación, aspecto que personalmente no comparto. Con esta asociación lo que está ocurriendo es que cada vez sean mayores los estereotipos en torno al envejecimiento, asociándolo continuamente con la depresión, las pocas ganas de vivir, la no participación en la sociedad… En definitiva, surge el concepto de envejecimiento pasivo, es decir, la persona es un mero “actor social” que no participa.

Respecto a esta idea mi opinión es que en la cultura en la que nos hemos socializado siempre se ha intentado mostrarnos el ciclo de una persona por etapas, sin considerar que en todo momento SOMOS PERSONAS, con 3, 20, 28, 34, 67, 90 años seguimos siendo personas. Como es lógico no en todas las edades se disfruta de las mismas cosas, se piensa de la misma manera, nos comportamos igual, sino que atendiendo a una edad u otra tendremos unos objetivos u otros. Por ejemplo, para un niño de 3 años su mayor objetivo es el de jugar, un niño de 9 años pensará tanto en jugar como en hacer los deberes del colegio, a partir de los 17 años (en algunas ocasiones) la perspectiva de las personas son más firmes, más complejas, pensando en un cercano o inmediato futuro laboral etc. Lo que quiero transmitir con esta idea es que a medida que pasan los años no tenemos por qué estar cuestionándonos ¿soy adolescente? ¿Soy adulto? ¿Soy mayor? ¿Qué soy? Sino que tenemos que vivir conforme a nuestras perspectivas y objetivos, de ahí que no considere necesario intentar definir qué es una persona mayor, es la persona misma la que debe definirse.

Lógicamente todos tendemos a categorizar a las personas, porque en la socialización que hemos vivido nos han transmitido esta idea, pero no es tan importante considerar que una persona es mayor o no como atender a las posibles necesidades que pueda tener toda persona a cualquier edad, no sólo porque es “mayor”. Probablemente una persona que se ha jubilado puede tener necesidades, pero no porque es mayor, sino porque es persona.

A pesar de esta reflexión, yo, como cualquier otra persona, en nuestro día a día seguimos categorizando a las personas respecto al rango de edad que presenta, pues mismo en la carrera siempre hemos estado hablado de colectivos: menores, mayores, mujeres… Pienso que el hacer categorías de personas no es perjudicial, sino que lo perjudicial es atribuir a cada categoría unos “rasgos específicos inamovibles”, sin tener en consideración que un menor porque sea menor no tiene que ser irresponsable, que una persona mayor, porque sea mayor no tiene que ser inactiva. Estos “rasgos inamovibles” dan lugar a la gran cantidad de estereotipos que existen respecto a las categorías, y en el que las personas mayores (aquí se comprueba mi tendencia a categorizar, pues ya estoy nombrando a unas personas como mayores) son grandes perjudicadas. Ya que como las compañeras nos han comentado al inicio de la presentación, existen multitud de estereotipos respecto al envejecimiento, asociándolo normalmente con la soledad, las pocas ganas de vivir, con multitud de enfermedades, etc. Una de nuestras labores como futuros educadores sociales es la de eliminar todos estos estereotipos presentes en la sociedad, para ello, como se ha comentado en clase, es necesario empezar a trabajar con la infancia, para que la perspectiva que tenga de las personas mayores no se asocie con el final de la vida y con la multitud de estereotipos presentes actualmente, conocidos por todos.

La verdad que nunca me había puesto a reflexionar sobre todas estas cuestiones comentadas anteriormente, pero a medida que iba escribiendo, las palabras han salido solas, llegando a distintas conclusiones. Aprovecho estas líneas para decir que con la puesta en marcha de este blog he reflexionado sobre temas que nunca me había parado a pensar, y si los pensabas, no lo escribía, de ahí que cada vez le doy más utilidad a la entradas que hago, pues ya no sólo aprendo para un futuro profesional, sino que me enriquecen como persona.

Volviendo a la exposición que ha tenido lugar hoy el tema que se trataba despertaba especialmente mi atención, pues en ocasiones anteriores he tenido contacto directo con este grupo de personas y en un futuro me gustaría seguir teniéndolo. Mi experiencia con el colectivo de personas mayores, en toda ocasión ha sido muy gratificante. Concretamente, en el presente curso he realizado un proyecto socioeducativo en una Unidad de Estancia Diurna con un compañero y otros muchos de los trabajos realizados a lo largo de la carrera han seguido este enfoque.

A continuación, una vez realizada una introducción sobre cuestiones relacionadas con el envejecimiento, comentaré el transcurso que ha seguido la exposición de las compañeras.

Más que una presentación hoy ha tenido lugar una copresentación, ya que ha sido necesaria nuestra colaboración para que las compañeras enfocaran su tema y para que todos juntos sacáramos conclusiones respecto al envejecimiento.

Antes de empezar con las distintas dinámicas que habían preparado nos hicieron una breve pero intensa introducción sobre el envejecimiento y los estereotipos antes comentado sobre este colectivo de personas. En la introducción trataron temas como la diferencia entre una persona mayor mujer y una persona mayor hombre, la figura del educador social en este ámbito, que normalmente se asocia con la animación, pero las compañera no estaban de acuerdo con esta asociación, también hablaron del aumento de la calidad de vida. Ha sido muy breve la teoría que nos han transmitido sobre el envejecimiento, sin embargo en esta ocasión las ideas se han transmitido a través de varias dinámicas y con la presencia de varias personas que han dado su punto de vista sobre el envejecimiento.

La primera dinámica que se realizó consistió en un “roller play” en el que seis voluntarios compañeros escenificaron los papeles que las componentes del grupo le encomendaron. En total tres personas mayores con características diferentes y tres educadores sociales con diferentes competencias y modos de actuar respecto a las demandas de los mayores. Concretamente, la figura del Educador Social quedó reflejada en un educador innovador, en educador tradicional, y en educador pasota, según definieron las compañeras. El educador social atendió la demanda de una persona mayor pasiva, es decir, aquella que no quiere participar y que la única ayuda a la que recurre es la de tener una paga, el educador social en este caso, intentó animar a la persona que le demandaba ayuda para que participara y adquiriera una actitud activa. En segundo lugar, la educadora social tradicional tenía que atender a una persona mayor activa, que lo que quería era disfrutar del ocio y tiempo libre, ir de un lado a otro, sin embargo, en esta ocasión la educadora, al ser tradicional y no conocía más recursos que los viajes del IMSERSO. Por último, el educador pasota tenía que atender a una persona mayor que había acudido de forma obligada por sus hijos y que no quería ayuda de nadie. Las conclusión que saco de esta dinámica: como futuros educadores sociales deberíamos de darle oportunidades a todas las personas atendiendo todas sus demandas y no prejuzgar sus actitudes, por ejemplo, no es conveniente, desde mi punto de vista afirmar “como es una personas mayor pasiva no le ofreceré alternativas porque no las va hacer”, a lo mejor esa persona es pasiva porque nunca antes le han ofrecido ningún recurso para cambiar de actitud”, por ello, debemos ser bueno profesionales y atender a todas las personas aunque sus principios vayan en contra de los nuestros.

Una vez finalizada la puesta en escena de todos los papeles se procedió a la intervención de los cinco invitados para establecer su opinión sobre el envejecimiento, estas personas según la delimitación cronológica, que se explicó anteriormente, estarían en el rango de personas mayores, pues todos superaban los 60 años, y la mayoría estaban jubilados, sin embargo sus opiniones fueron las siguientes:

• El envejecimiento está influido por la cultura y las presiones sociales, no es lo mismo envejecer en la cultura occidental que en la oriental.
• Está infravalorado, comparándose en todo momento con los cambios físicos.
• Ninguno compartía la idea de que con la jubilación la persona ya es mayor.
• La mayoría nunca se había planteado qué es eso de envejecer y consideran que no deben de planteárselo.
• Están de acuerdo en que si se han producido cambios en su físico pero que no son consecuencias del envejecimiento.
• También plantean que en esta sociedad siempre pensamos qué aporta una persona mayor a un joven pero no a la inversa, haciéndonos reflexionar sobre ello.
• Se debe invertir en la educación en la infancia para acabar con los estereotipos existentes en torno al envejecimiento. Para ello, proponen el principio de “desaprender lo aprendido”.
• Estamos en una sociedad manipulada, en la que se nos enseña a enjuiciar y categorizar a las personas.
• Dos vías para estudiar el envejecimiento: la biológica y la cultural.

Las intervenciones que se han llevado a cabo en la exposición de hoy me han resultado interesantes, pero considero que no reflejan la realidad actualmente, muy a mi pesar. Ojala y todas las personas mayores de nuestra sociedad pensaran como estos cinco ejemplos aquí presentes, pero en realidad no es así, con nuestro esfuerzo y trabajo podremos hacer posible que estos ideales sean los imperantes en las futuras sociedades, pero a día de hoy la realidad es más cruda, sobre todo en el mundo rural. Si preguntáramos a personas de los pueblos de menor de 5000 habitantes sobre el proceso de envejecimiento, la visión que tendrían sería contraria a la de los invitados. En estos lugares no hay recursos suficientes para que una persona mayor pueda disfrutar del ocio y tiempo libre, pueda mejorar su bienestar, saliendo del pueblo si pueden, pero la gran mayoría no optan por estas alternativas. Por esta razón, considero que lo que se nos ha hecho ver con las explicaciones de los invitados no está asociado con el mundo real. Para ello, como futura educador social, interesada por el colectivo de personas mayores, y procedente de un pueblo de 2000 habitantes, llevaré a cabo actuaciones para que se generalicen las opiniones que hemos tratado en la exposición, es decir, para pasar de un envejecimiento pasivo a un envejecimiento activo.

Finalizada las intervenciones las compañeras formaron un grupo de discusión, dándonos a cada uno un rol, según el cual tendríamos que actuar en nuestras opiniones a los demás.

Con las actividades que se realizaron en las dos horas de clase las compañeras pudieron establecer las conclusiones de su trabajo, son las siguientes:
 No uniformidad.
 Creer para poder.
 Fomento de la comunicación y empatía.
 Afecto.
 Implicación.
 Aprender a enseñar.
 Añadir vida a los años, no años a la vida.
 Generar ilusión en las personas mayores, no pensar que su vida se acaba.

En general, ha sido una exposición muy completa, bien estructurada, y la invitación de las personas ha sido una gran alternativa para escuchar los puntos de vista de todos, pero faltaría la figura de una persona mayor que acepta los estereotipos existentes actualmente sobre el envejecimiento.

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